«Los Muertos Vivientes» de Robert Kirkman y Tony Moore.
Después de un largo paréntesis vacacional tras las Fallas y las Pascuas, esas fiestas paganas fagocitadas por la iglesia católica que muchos aprovechamos para visitar otros lugares, volvemos a la carga con «Los Muertos Vivientes» («The Walking Dead» en su edición original) un cómic por entregas con guión de Robert Kirkman y dibujo de Tony Moore (sustituido posteriormente por Charlie Adlard) que va mucho más allá de una simple historia de zombis.
La primera vez que oí hablar de este cómic fue hace unos meses, durante una parada técnica que realizamos en la casa de un amigo, entre unos conciertos en la sala Durango de Meliana y una sesión en una discoteca del barrio de Russafa. Este amigo, que regenta una librería, dispone de un buen surtido de vinilos, libros y cómics. Mientras nos servíamos unos cubatas (tal como están los precios de las copas hay que espabilar) uno de los presentes reparó en unos ejemplares de «Los Muertos Vivientes» que se encontraban sobre la mesa y nuestro anfitrión le dijo que estaban muy bien y que se los prestaba. Yo sólo pude echarles un vistazo rápido, pero se me quedaron en mente. Tiempo después, leí un artículo en la Cartelera Turia en el que se recomendaban una serie de colecciones por entregas y en el que su autor, Álvaro Pons, hacía una reseña de este cómic y recomendaba su lectura. Así que unos días después me hice con el primer número titulado «Días Pasados».
Y para que engañaros, me lo leí de un tirón. El texto de la contraportada era de lo más sugerente y decía así:
«¿Cuántas horas al cabo del día pasas viendo la televisión? ¿Cuándo fue la última vez que cualquiera de nosotros DE VERDAD hizo algo para conseguir lo que quería? ¿Cuánto tiempo ha pasado desde que cualquiera de nosotros NECESITÓ algo de lo que QUERÍA? El mundo que conocíamos ya no existe. El mundo del comercio y las necesidades superfluas ha sido reemplazado por un mundo de supervivencia y responsabilidad. Una epidemia de proporciones apocalípticas ha barrido la Tierra haciendo que los muertos se levanten y se alimenten de los vivos. En cuestión de meses la sociedad se ha desmoronado, sin gobierno, sin supermercados, sin correo, sin televisión por cable. En un mundo gobernado por los muertos, por fin nos vemos obligados a empezar a vivir.»
Que le voy a hacer, siempre me han gustado las historias apocalípticas en las que la sociedad tal como la conocemos se va al traste después de una guerra mundial, una epidemia, una invasión extra-terrestre o cualquier otro desastre natural o hecatombe y en las que a la humanidad le toca empezar de cero. Así a bote pronto me vienen a la mente libros como Ravage de René Barjavel (que me hicieron leer en el colegio, cosa que agradezco enormemente), The Day of the Triffids de John Wyndham (que me leí en una edición en catalán y del que emitieron hace bastante años una serie en TV3), Ensayo sobre la ceguera de José Saramago, La carretera de Cormac McCarthy (ambos con su correspondiente película estrenada hace bien poco), La Trilogía de los Trípodes de John Christopher, Mecanoscrit del Segon Origen de Manuel de Pedrolo o más recientemente Apocalipsis Z de Manuel Loureiro (un libro sobre zombis que se desarrolla en Galicia y que su autor publicó originariamente por entregas en internet) que encontré por casualidad en la sección de cómics de la Biblioteca Pública de Valencia.
Por lo que se refiere a películas centradas en temas de zombis, dejando de lado el clásico de George A. Romero La noche de los muertos vivientes (Night of the Living Dead - 1968), guardo buen recuerdo de tres películas: 28 días después (28 days later - 2002) de Danny Boyle, Amanecer de los muertos (Dawn of the Dead - 2004) de Zack Snyder y la española REC (2007) de Jaume Balagueró y Paco Plaza. Pero en cambio no recuerdo haber leído ningún cómic de zombis, aparte de alguna historia suelta de la revista Creepy.
Así que tras leer la contraportada, abrí las páginas de «Días Pasados» y antes de llegar a las viñetas me encontré con una introducción del guionista Robert Kirkman con la que me sentí plenamente identificado en la que dice cosas como las siguientes: «Para mí, las mejores películas de zombis no son los festivales de gore y violencia con personajes chorras y chistes cutres. Las buenas películas de zombis nos muestran lo fastidiados que estamos, nos hacen reflexionar sobre nuestra posición en la sociedad y... sobre la posición de nuestra sociedad en el mundo (...) En Los muertos vivientes quiero explorar como la gente se enfrenta a situaciones extremas y como esos acontecimientos los CAMBIAN (...) Para mí lo peor de las películas de zombis es el final. Siempre quiero saber que pasa después. Incluso cuando los personajes mueren al final... quiero que sigan (...) La idea que hay tras Los muertos vivientes es la de seguir con el personaje durante todo el tiempo que sea humanamente posible. Quiero que (...) sea una crónica de varios años (...) Los muertos vivientes será la película de zombis que nunca acaba».
Tras esta declaración de principios sólo tenía ganas de empezar a leer el cómic. Y os puedo asegurar que no me defraudó. De hecho he ido hoy a comprarme el número dos de la serie (de momento han editado nueve números) pero me he encontrado con que estaba agotado. Y aunque me han asegurado que en breve lo van a reeditar ya he encontrado un amigo que me lo va a dejar. Como aperitivo os dejo unas planchas de las primeras páginas de esta historia que recuerdan bastante al inicio de la película 28 días después.